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USA LATINA

En Florida, en negocios como restaurantes y hoteles no se están consiguiendo empleados, porque las "ayudas a los pobres" del gobierno "progresista" de Biden han hecho que la gente no "necesite". En un vallenato muy famoso, una frase es que "el trabajo lo hizo Dios como castigo", que creíamos era una tara latina, parece que los Estados Unidos hoy la adoptaron. Para qué trabajar si nos mantienen. Lo grave es que uno de los pilares de la grandeza estadounidense es la ética del trabajo, la dignidad que otorga el trabajo duro, parece hundirse en la visión latina del trabajo como castigo o explotación. Al contrario, eso ha enterrado a América Latina en la pobreza y el subdesarrollo.


Mientras en América Latina se exigían subsidios, en Estados Unidos se exigía trabajo, y eso hizo la brecha entre ambas regiones. Pero personajes como Biden quieren nivelar por lo bajo. ¿Cuál o cuáles serían las razones de esta latinización gringa? ¿Es solo el fenómeno migratorio latino, liderado por la históricamente "progresista" México? ¿O hay más?


Estados Unidos es integralmente un país de migrantes, pues los nativos existentes a la llegada de los primeros europeos fueron también migrantes del Asia. Pero, digamos que eran los nativos. Su sociedad era de cazadores-recolectores, iluminista, de animalocracia, incapaz de competir con los europeos recién llegados, de sociedades establecidas, religión monoteísta protestante y conocimientos tecnológicos avanzados. Sin moralizar, el hecho es que los inmigrantes europeos, los primeros ingleses huyendo de la persecución religiosa contra la reforma iniciaron una sociedad de asambleas generales para definir los asuntos de la comunidad, como conocían de su herencia inglesa. Siguieron holandeses, alemanes y rusos, los dos primeros en la misma línea cultural de los ingleses, y los rusos, principalmente judíos huyendo de los progroms zaristas. Entonces el perfil que tomó Estados Unidos fue el de un país calvinista, que consideraban que la única manera de lograr la salvación era mediante el trabajo duro y la frugalidad, un camino al ahorro. Vinieron después las migraciones italianas y del resto de Europa. Le siguen las migraciones asiáticas, que no logran cambiar el perfil cultural de Estados Unidos, y se asimilaron muy bien.

La independencia les dio a los estadounidenses los principios de la libertad individual como piedra angular del estado, y la desconfianza del poder para evitar la tiranía. Lo demás es historia de cómo se volvieron la mayor potencia mundial, a pesar de muchas historias negras como el racismo.


En el siglo XX empezó la inmigración latina, principalmente huyendo de la pobreza, liderada por los mexicanos, que a medida que USA se convertía en superpotencia, México se volvía una autocracia "progresista" y en uno de los países más corruptos del mundo. Después vino la migración cubana, cuando los Castro convirtieron a Cuba en la isla Nublar, la productora de dinosaurios de Jurassic Park, solo que ideológicos. Siguió la migración colombiana y demás suramericanos, las de centroamericanos, y la más reciente, la venezolana. La característica de esta inmigración es la base cultural católica y su ensalzamiento de la pobreza, que debería chocar con el calvinismo de búsqueda de perfección que incluía crear riqueza mediante el trabajo y el ahorro. Las redes de confianza en el caso latino son a nivel de familia, las redes de los estadounidenses, de origen calvinista, son entre pares. Aunque los latinoamericanos se asimilaron, se agruparon en semiguetos de latinos que les permitió mantener su perfil cultural. Pero, al igual que los asiáticos, los latinos no han logrado masa crítica para cambiar el perfil cultural estadounidense, aunque lo han impactado. Basta ver algunos parlamentarios con discursos panfletarios de típico corte cultural progresista-católico.


¿Pero si no es la inmigración a que se debe el giro hacia la latinización gringa? La respuesta puede estar en los efectos que tuvo sobre el país un crecimiento gigantesco en muy corto tiempo.


Estados Unidos por su condición de isla continental, sin enemigos en sus fronteras norte y sur, fue aislacionista hasta la primera guerra mundial. Y aún después de esta, volvió al aislacionismo, que solo levantó con el ataque del imperio japonés al puerto hawaiano de Pearl Harbor. Sus fuerzas militares para ese momento eran las séptimas del mundo, por debajo de los poderes europeos y japoneses. Aunque la armada tenía un mejor ranking, Japón tenía diez portaaviones mientras que Estados Unidos sólo tenía cuatro. Cinco años más tarde, gracias a su increíble poder industrial, era la primera superpotencia del planeta, contando con la tecnología más avanzada, posición que no ha perdido por más de siete décadas. En 1946, un país históricamente aislacionista, era el regente y el defensor mundial del mundo libre. La guerra fría, con sus guerras localizadas entre superpoderes en Corea, Indochina, el mundo árabe, vio nacer el gran complejo militar-industrial del que previno Dwight Eisenhower cuando dejo la presidencia. Y, aunque Eisenhower dijo que Estados Unidos solo debería intervenir militarmente en conflictos que amenazaran la seguridad nacional del país, deberían hacerlo con ayuda económica y tecnológica en todos los demás. Pero esa doctrina no duró. El gobierno Kennedy, contrariando la estrategia de Eisenhower creó la teoría del dominó, que decía que, si un país caía en manos del comunismo, todos sus vecinos lo harían como fichas de dominó, lo que llevó a que el mundo entero fuera zona de seguridad nacional estadounidense. Sabiendo que lo que mueve al votante gringo son los ataúdes de los estadounidenses, por eso, para mantener viva la llama de la beligerancia, la intervención debería ser militar. De ahí las catástrofes de Vietnam, Afganistán e Irak.


El capital especulativo necesitaba movilidad, como los ejércitos, y fue ganando poder con la globalización de las actividades industriales-militares. Como ese complejo no era una corporación única, no fue objeto de la ley antitrust y siguió operando así. El capital especulativo que se asentó en parte de Wall Street veía restricciones odiosas en los mecanismos de control del estado estadounidense, y vio una oportunidad en ese perfil latino filomamerto, pues al apoyarlo, se debilitaban los viejos lazos de control del poder estadounidense. El personaje que mejor representa ese nuevo modelo es George Soros, especulador de alto nivel y soporte financiero de muchas causas “de revuelta popular”.


Los nuevos billonarios de Silicon Valley, apoyados en la revolución informática, vieron también una oportunidad en ese modelito tipo Soros, para evitar juicios antimonopólicos y de control, y de manera entusiasta se volvieron “progresistas”. Compraron medios de comunicación, estudios de cine y televisión, pagaron estudios sobre la “inequidad”, de la que ellos son parte, que cambió el modelo cultural estadounidense. El aprovechamiento del pensamiento latino por parte del incontrolado capital especulativo y pro-monopolio, sí cambió la visión cultural de los Estados Unidos, y eso es lo que estamos viendo. Por eso, cuando llegó un hereje hablando de aislacionismo, se convirtió en el enemigo público número uno de ese conglomerado; había que eliminarlo. Trump, que no es ningún genio, no sabía con quien se metió.


La nueva izquierda estadounidense, como la izquierda latina, “atrae” hacía sí todo tipo de tribalismos, desde la lucha contra el racismo hasta el movimiento feminista, pasando por el ambiental. ¿El camino que sigue ahora Estados Unidos lo sacará del primer lugar mundial? Es posible. Los imperios, esos que rigen el mundo, se mueren porque se pudren por dentro. ¿Cuánto durará? Eso es imposible decirlo, pero los cambios culturales son muy difíciles de revertir y llevan mucho tiempo. Este de USA latina tomo seis décadas y fue la excusa perfecta para el capital especulativo, y parece que llegó para quedarse. Por eso, Sanders es el nuevo político filosofo gringo.

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