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Sociedad, Cultura y Poder


Un saludo muy especial para el profe Miguel, gracias por tanto.


Sociedad, cultura y poder son tres conceptos sin los que no es posible entender un país y menos proyectar algún plan en el mismo; de ellos se desprenden o en paralelo van otros conceptos que nos acercan mucho mas al contexto en el que transcurren las vidas de millones de seres humanos.


No está de más decir que aquí no se pretende romantizar de ninguna manera a la sociedad, a la cultura o incluso a las comunidades e individuos; los individuos pueden matar, las comunidades pueden ahogar lo suficiente al individuo bajo estrictas tradiciones, la sociedad puede arrastrar una moral incuestionable. Nada es perfecto, todo es demasiado humano – lo que se pretende es diferenciar claramente al individuo, a la sociedad, al Estado, al poder y al factor cultural.


De la sociedad vienen los individuos y a su vez estos en sus asociaciones logran concretar proyectos, desarrollar su potencial, aprender, generar problemas, dar solución a otros, y de manera análoga e importante se confieren derechos, deberes y de vez en cuando se dan licencias para realizar variadas acciones, todo en el marco del interés y el beneficio personal, que, aunque a veces no parecen muy evidentes, allí están.


"La sociedad comienza con la “relación social”, es decir, con el hecho mediante el cual los individuos orientan recíprocamente su conducta de tal modo que si, por ejemplo, un choque accidental entre dos ciclistas no constituye una relación social, sí lo es la discusión que sigue al choque" (Weber, Economía y sociedad 226).



De lo cultural se desprende la sociedad el tipo de relaciones, de significados que los individuos dan a su entorno, a su existencia a lo que le es común y de forma muy reveladora las formas de significar ese mundo, de darle sentido.


“La cultura es un fragmento finito de entre la incomprensible inmensidad del de-

venir del mundo, al cual se ha conferido – desde el punto de vista del hombre – un

sentido y un significado” (Weber 1974 [1904]: 48).



Del poder se desprenden varios tipos de estructuras, para ejercerlo a veces solo basta con que dos individuos se asocien – incluso sexualmente- para que el uno intente dominar al otro. Pero la estructura de asociaciones entre individuos va creciendo o teniendo unos fines cada vez más racionales que implican un cálculo. Así surgen talleres, empresas, academias, comunidades, sociedades y estructuras con objetivos y procedimientos racionalizados que implican precisamente ejercicios de poder y un aumento de acciones o discursos, de legitimación como lo es la del Estado, una estructura estática-administrativa que de momento encapsula las asociaciones políticas y cuyo objetivo máximo es el mismo poder y por poder debemos entender dominación:


"La probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad" Weber.



El Estado es la máxima figura de poder, es el control de una población y un territorio por parte de una clase política y una clase administrativa de ese mismo Estado. Por su propio ejercicio, racionalidad y limitaciones en el no cabe ni toda la sociedad, ni menos el libre desarrollo de su cultura. Esta estructura suplanta como modo de legitimación la relación social espontánea, tradicional y afectiva, así como los principios básicos de las mismas, es decir la cooperación y la solidaridad, por relaciones burocratizadas o políticas que buscan el poder. Como ya lo dije antes la solidaridad y cooperación no parten de una “romantización” son en esencia interés, canalización de defectos propios y ajenos como la ambición y en algunas ocasiones el conocimiento sabio sobre la vulnerabilidad ej. Esto que hoy le pasa a mi vecino mañana me puede pasar a mí.


El Estado desde una perspectiva de clases, es clase política y clase burócrata. La primera actúa como dueña de hecho de los recursos y medios – y digo de hecho porque aunque no exista un papel o propiedad que así lo estipule, en la práctica es lo que ocurre, más aun en sociedades donde no hay una resistencia a su discurso- legitimación y por ende tamaño. En la clase burócrata encontraremos a una clase que no es dueña de los medios-recursos, pero que es dueña de hecho del puesto de trabajo y por ende recoge para su beneficio una parte del recurso.



Todo lo dicho hasta hora puede tener todo tipo debates e interpretaciones, pero resulta necesario como reflexión de calle y no de salón, sobre todo en estos países suramericanos donde cada sociedad fue intervenida por el Estado en su tejido y dónde cada país fue creado por las órdenes del Estado Español en pleno ejercicio de dominación.


En estos países resulta por lo mínimo “sospechoso” diferenciar al Estado de la sociedad y señalar que la soberanía o independencia de un Estado no garantiza en absoluto esa misma libertad, soberanía o independencia para la sociedad y sus individuos; porque en una sociedad libre, es en sus individuos en quienes recae la reflexión y la acción política, no en un partido político o líder. Desde esta perspectiva la acción política se convierte en una postura frente al poder del Estado, una postura de cuestionamiento, lo que efectivamente conlleva a un nivelamiento o equilibrio en las relaciones sociedad-individuo y Estado.

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