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Las Malas Cuentas De Estados Unidos


Falta poco para el aniversario número 20 del atentado terrorista contra las torres gemelas. Aquel atentado no solo le pareció inaudito al desprevenido ciudadano a nivel mundial, sino también a expertos en seguridad y académicos, que no podían comprender como a la superpotencia vencedora de la bipolaridad, a la super potencia militar le daban justo en el corazón de una de sus principales ciudades y le asesinaban en su propio territorio continental, según cifras oficiales, casi 3000 civiles de la forma más simbólica e impactante posible–digo cifras oficiales porque varias personas que frecuentaban el World Trade Center no dudan en afirmar que las víctimas debieron ser el triple por la hora del atentado en plenos horarios de servicio, pero que por estrategia militar no conviene decir la verdad. El atentado puso en evidencias las fisuras en seguridad del “imperio” pero igualmente puso en evidencia dos cosas:


La primera, que un sistema democrático como el estadounidense era vulnerable–por su propia esencia–era confiado y desobligado de la seguridad, más aún después del estruendoso fracaso de la URSS. Se entendía que las democracias poco tenían que ver con la vigilancia, con la sospecha, la persecución, con el concepto de enemigos internos y aún menos externos en sociedades de otros países, todo eso parecía pertenecer a un discurso de los Estados totalitarios combatidos y derrotados del siglo pasado.


Lo segundo, que ponía en evidencia el atentado era que Estados Unidos y occidente tenían un enemigo muy poderoso. Un enemigo que Estados Unidos –la joven potencia– ignoró. Hacia apenas unos años todo giraba en torno al comunismo, la carrera armamentista y el concepto de guerra convencional, pero ¿cuál era ese enemigo? ¿Acaso había surgido de la noche a la mañana entre las sombras sin que nadie lo sospechara? ¿Acaso la mano que acaba de derribar las torres con personas adentro había estado oculta esperando el momento adecuado para hacer su tiro perfecto? ¿Un grupo terrorista? ¿Pakistán? ¿Todo? ¿Qué dato había ignorado? ¿Quizás la toma de un país 5 años atrás por parte de un grupo terrorista instruido en Pakistán que donde llega hace retroceder las sociedades cinco siglos?


La amenaza islamista al mundo occidental desde lo ideológico ha estado incluso antes del nacimiento de los mismos Estados Unidos y estará ahí por mucho tiempo dando otras muestras de crueldad, expansión y poder. No por más que se ignore dejara de existir. Es una pésima estrategia dejar que los sectores religiosos y sociales del multi identitario oriente sean anexados o arrasados por bárbaros ideológicos y radicalizados, que ven a occidente como una tentación a destruir y que una vez toman el Estado monopolizan la interpretación del Corán y teologizan la vida privada, y por supuesto la vida ajena, para su propia conveniencia. Al frente de occidente hay un proyecto totalitario al que con gusto hoy saludan la Rusia de Putin y la capitalista de Estado China.



Dice el secretario de Estado, Antony Blinken, de los Estados Unidos, que la convulsa salida de Kabul –que nos conmueve a todos como seres humanos– no es un segundo Saigón; miente, miente, miente. Es al igual que en aquellos días una renuncia a ejercer el poder – que gústeles o no, USA tiene– sobre el mundo político de esos países. En política se peca por acción, pero también por omisión.


Estados Unidos renuncia principalmente porque es una República donde la bien pensante opinión de su pueblo e instituciones civiles valen más que cualquier ínfula de imperio. Sin embargo, algo falla muy profundamente cuando la sociedad no quiere ver sus virtudes a proteger y no quiere ver sus enemigos; un muy mal presagio que no haya un político de talante que contra la opinión publica señale lo que nadie quiere señalar.


Ahora, si alguna escena geopolítica nefasta queremos comparar con lo ocurrido esta semana deberá ser al apretón de manos que Nixon le dio al primer ministro Chino Zhou Enlai en 1972 con la bendición de Kissinger, que abrió el camino a China para ser un actor relevante a nivel mundial. Nada mal le ha ido, si ya domina el comercio hasta en la “digna” y “anti-imperialista” Latinoamérica, y si siendo el principal responsable de la actual pandemia no ha recibido mayor sanción o perjuicio.


De la misma manera se siguen ignorando las dinámicas con las que avanza el islamismo. Dinámicas que les son propias a ellos, en las que no se reconoce un Estado convencional, un imperio o el concepto de democracia, eso a los islamistas sean talibanes u otros grupos radicales no les importa, como tampoco les importan o entienden los derechos del ser humano. Y eso para desgracia de occidente tampoco los cohibe de conquistar territorios, y de ser potencia poblacional, en el peor de los casos para ellos sus desplazados, sus víctimas también profesan el islam.


Estados Unidos le da la espalda a sus pocos amigos e irrita sobre todo a sociedades que pusieron vidas y seguridad en el escenario; si vuelve a pasarle algo como lo del 9-11 esta vez nadie se embarcará con ellos en una aventura sangrienta donde luego se dan por vencidos y por si fuera poco, muestran toda su debilidad frente a Rusia –vecina incomoda de Europa– y la potencia económica, militar y poblacional de China. Me parece que Estados Unidos real e increíblemente no dimensiona lo que significa estar en un escenario parecido al del pre 9-11, solo que sin tanta credibilidad y con otras potencias que le pisan los talones.



Imágenes:

  • https://www.liherald.com/stories/attorney-from-locust-valley-advocates-for-911-survivors-during-the-pandemic,126355

  • De TheGreenEditor - Own work by uploader, for more information view List of Muslim majority countries, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4725529

  • https://www.nixonfoundation.org/2018/12/podcast-luke-nichter-1971-1972-white-house-tapes-china/

  • https://www.economist.com/briefing/2021/07/17/joe-biden-is-determined-that-china-should-not-displace-america

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